El significado del clítoris y sobre encontrar un significado siempre
Mira a tu alrededor.
Todo existe, pero todo lo conoces a través de un concepto simbólico que te han enseñado en el colegio, la iglesia, la religión, la ideología, tu cultura.
Si no es por esas historias que te cuentan en cada una de esas instituciones nada de lo que te rodea tuviese algún sentido para ti.
Ese sentido cambia, se desaprende y se transforma cuando comienzas a consumir nuevas historias y dejas atrás esas que te condicionaron por vía intravenosa sin tú haberlo solicitado.
Por fortuna, la vida te da la oportunidad –no siempre– de escoger que historias serán las historias de tu vida, pero eso no se da de forma inmediata. Toma tiempo.
Y es que nos inventamos historias para poder explicar lo inexplicable, el misterio de la vida y la incertidumbre que nos rodea.
Ficciones políticas. Es una expresión que alude a la imagineria del ser humano para crear aquellas historias que permiten que la realidad adquiera un significado. Entonces hablamos de ficción cultural y también, ficción espiritual. Por ejemplo, todas las religiones monoteístas tienen sus propias historias, sus propias ficciones para justificar aquella forma particular de concebirlo todo.
Así como las abuelas y abuelos tienen las suyas. La cuestión es ellos –algunos–cambian con el paso del tiempo, las religiones no, o les cuesta un huevo.
Otras historias dejan su legado así hagan daño, como aquellas historias que justifican el racismo, el nacismo, los nacionalismos, la homofobia…
En definitiva, nos pasamos la vida atribuyéndole significado a todo cuantos nos rodea. Significados arbitrarios algunos, otros obedecen sólo a estrategias de manipulación y poder.
Pero en todo caso se trata de historias que dotan de significado y sentido la existencia.
Un ejemplo muy diciente fueron los significados asociados al clítoris durante el siglo XX. De ahí surgieron historias que ubicaban aquel órgano como inferior, incapaz de otorgar orgasmos y placeres a los cuerpos que lo poseen.
La mujer desde la sexología, el cristianismo y el psicoanálisis era considerada una variante incompleta del varón. Un ser inacabado con un pene invertido, castrada que reconocía la inferioridad de su clítoris.
Mejor dicho, la libido femenina era considerada un problema que debía ser controlado, que era perjudicial, que debía ocultarse para no dejar en entredicho las capacidades viriles. Entonces, se inventaron, la histeria que estuvo vigente como trastorno femenino desde el siglo IV antes de cristo hasta cuando la asociación americana de psiquiatría elimino el término en 1952.
Como ves se fueron creando una red de historias, de discursos, de significados, de verdades que instituciones médicas, políticas, religiosas y académicas confirmaban y difundían a toda máquina.
Luego, te das cuenta que aquellas historias tienen el poder de influir en la identidad de las personas y la forma como se relacionan con el mundo y consigo mismas.
Lo confirme cuando una amiga de 23 años me dijo que después de 7 años de relación, sólo a sus 23 tuvo su primer orgasmo. Ni para ella, ni para él aquel órgano merecía algo de importancia.
Ahora el ritmo de la relación lo marca ella y ambos se esfuerzan por conocer, entender y satisfacer ese cumulo de terminaciones nerviosas.
Y ahora te pregunto: si la historia y las culturas nos demuestran que tenemos la capacidad de trascender e imponer un significado a todo. ¿Por qué no has trascendido el concepto de lo que vendes?
Te has quedado en lo que es evidente a los ojos.
Recuerda, allá afuera hay un mundo que existe por y en relación a las múltiples formas en como es percibido y definido por el ser humano.
Una tensión comunicativa entre la realidad y la fantasía.
Lo mágico es que lo que consideramos como la realidad es el significado simbólico, la historia que hay detrás de todo cuanto nos rodea.
Así es como un baúl no es un trozo de madera, es un vacío lleno de recuerdos y una mesa no son 4 patas y una tabla, es el espacio de encuentro familiar.
El mar no es una disolución formada por agua, sales y compuestos químicos, es el infinito, donde depositamos nuestros anhelos.
Bajo esta lógica simbólica y narrativa es que todas las marcas se esfuerzan por trascender el significado de lo que venden. De darle un valor y un propósito.
Así te das cuenta que una fragancia masculina para ir al gimnasio te convierte en el catalizador de conquistas y en un macho irresistible.
Y una caja de cereales sin gluten es lo que te va a llevar a recuperar tu figura.
Nada es indiferente. Todo expresa algo y todo es significativo.
En conclusión, nos quedamos con las historias que nos venden. Con las promesas, las emociones.
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