Antes de vender

Antes de vender

La pregunta de tres palabras que tienes que responderte para comenzar a vender, pero antes la historia de un trio que fracaso.

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Antes de entrar en materia quiero contarte la forma tan inusual en la que conocí a una chica en estos días.

Digo inusual porque el primer día que ves a alguien, lo saludas o la saludas es completamente atípico que te cuenten una historia de vida que a la primera sabes que es tan genuina como el llanto de un bebe.

Lo supe desde que comenzó a contarla sin miedo, sin tapujo, con la que además corría el riesgo de que una persona con su arsenal de prejuicios ilimitados comenzara a hacerse en su cabeza un concepto negativo de ella.

Supongo que decidió contarme su historia porque de alguna manera ya me conocía y sabía que no soy una persona de estar juzgando a los demás conforme a una visión estereotipada de la realidad.

Supongo que también se habrá enterado de quien soy por mi Instagram personal en la que conté mi historia de amor machada por errores tan humanos y por eso fascinantes. Ya sabes, infidelidades.

Ahora si te pongo en contexto.

Nos presentaron en la recepción de una empresa.

Ya era la hora del almuerzo, así que la gente se relaja, estira las piernas, fuma y habla. A veces, almuerza.

–Hola mucho gusto, Claudia.

–Hola igual. Raissa –nos dimos el codo por temas de pandemia.

–Ella fue novia de Luis –comentó quien nos estaba presentado. Se fue de inmediato.

–No creo –dije entre risas porque a ese chico yo siempre lo había conocido con su mujer y su hijo.

–Sí, yo estaba saliendo con él. Yo era la amante –afirmó sin atisbo de emoción. Sin orgullo, pero sin lamento–, ya después María (la esposa) sabia de mi existencia. Eso fue una completa mierda. yo entre a trabajar en la misma empresa donde él ya trabajaba y la primera vez que lo vi yo dije: “que tipo tan feo, jamás me metería con alguien así”. Pero mira como es la vida. Yo estaba pasando por un mal momento en mi casa y comencé a hablar con él y él me escuchaba y ese man tiene una labia. Al tiempo, me salió con lo típico: “ya estoy terminando con mi mujer. Ella y yo no nos entendemos. Llevamos mucho tiempo, en la cama ya no hay nada. Sólo la veo con ropa de hacer oficio”, y yo le creí porque en el baúl del carro tenía su ropa metida en una maleta. Y un día cualquiera me besó. Listo. Iniciamos una relación y duramos 3 años. En mi casa lo conocían, iba a las reuniones familiares, pero nunca dejo a su esposa. Un día hasta me convenció para que saliéramos los tres. Estábamos él, ella y yo en una discoteca. Nos drogamos, tomamos y ya todos contentos decidimos hacer un trio. Cuando ya estamos a punto de entrar en acción. Todos en pelota. Comienza la mujer de él a decir: “Luis te gusta la cola de ella. Por eso es que estas con ella”. La mujer de él no tiene trasero y terminó diciendo: “yo los dejo. Aquí la que sobra soy yo”. Y me dejo a mi sola con el marido.

–¿Y durante tu relación como manejaste el tema con la mujer de él? –pregunté para saltar del tema del trio a cuestiones con mayor trascendencia.

–Yo le hice mucho daño. Le decía desnalgada. Le mandaba fotos de él conmigo.

–Había una especie de rivalidad femenina –agregué mientras me tomaba un sorbo de café.

–Sí, lo que pasa es que yo sabía que él nunca me iba a dar el lugar que ella ya tenía –Su voz y sus ojos sin censura acompañaban cada instante de su relato– y como mujer te llenas de impotencia. Yo la trate a ella como una mierda. y después con el paso del tiempo tuve el valor de pedirle disculpas porque ella a mí no me había hecho nada.

–Sí es que a veces cuando el ser humano se llena de ganas de hacer daño –comenté sintiéndome en modo terapeuta– se ciega y no piensa si no movido por esa emoción de joder al otro. No razona. Luego, te viene el cargo de consciencia que es la forma como la vida devuelve el daño que le has hecho al otro.

–A mí me pasó y por eso le pedí disculpas porque ella no se merecía toda mi mierda. Tenía que comenzar a dormir tranquila –agregó Claudia.

–Yo también en un momento de mi vida traté como una mierda a alguien que tampoco se lo merecía –dije en modo “llegó mi turno de desahogo” –. La trate mal varios días seguidos y ella no me había hecho absolutamente nada. le pedí perdón a toda su familia, pero todavía no he tenido el valor de pedírselo directamente a ella. Son vainas con las que te toca cargar hasta que puedas liberarte por completo, pedir perdón, aprender y madurar es una de esas formas de conseguirlo.

Fin.

Dos almas expuestas.

Dos almas abiertas, hablando de los demonios que de vez en cuando te poseen.

Cuando ella me contaba esa historia yo por dentro sólo le agradecía al universo que mis oídos estuviesen escuchando aquello. Una historia que te aseguro me marcó porque no es ficción, porque mientras hablaba de su mierda me miraba a los ojos.

Porque vi un ser humano autentico y esa es la forma como las historias consiguen hacerse un hueco en la cabeza de alguien.

Hoy sólo puedo decir que es una gran profesional y un ser humano excepcional. Ahora tiene un novio con el que se va a casar…

Una nueva historia se avecina.

Moraleja: hay errores que cometes en la vida en los que te aseguro tienes el total derecho de que no definan quién eres ahora. Y si los cuentas es porque has librado la batalla interior del autoperdón y del de pedir perdón a los demás.

Y porque seguro no estás dispuesto a volver a cometerlos.

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Ahora sí vengo con la pregunta de tres palabras.

¿Qué es vender?

Esto va de aclarar conceptos.

Sin los conceptos claros es difícil abordar y dimensionar algo con una actitud que por lo menos te resulte fructífera, o en este caso, rentable.

De acuerdo al concepto que tengas de algo, así será tu relación con aquella situación, cosa, persona…

Para que tu relación con el mundo de las ventas sea amena y rentable tienes que comenzar por saber qué es vender.

Yo hasta que no lo supe, no disfrutaba del arte de vender como lo hago ahora.

Sólo fue cuestión de interiorizar un concepto realmente estimulante.

Para aproximarnos a ese concepto tienes que tener claro que si vendes algo es porque sabes que hay personas que quieren comprarlo, porque tienen un problema, tienen que cubrir alguna necesidad o alcanzar un anhelo, satisfacer un deseo, cumplir con determinados requisitos…tu función como vendedor es mostrarle los métodos y la forma en que puede conseguir ese estado ideal que están buscando.

No vendas algo sólo porque tú quieres venderlo o porque necesitas pagar facturas. Esto espanta a la gente y se percibe de lejos.

Fíjate en lo que la gente quiere comprar y por qué.

Cuando una persona quiere algo ya tiene una motivación de peso, ya alberga un deseo en su interior que lo llevará a comprar ese producto o servicio que le ayude a conseguir lo que quiere.

Y es ahí donde entras tú como vendedor. Muéstrale el camino.

Olvídate de engatusar, de intimidar… a las personas, de crear una necesidad, de educar en demasía para que te compren. Si tienes que hacer esto, ya es una señal de que te estas dirigiendo al público inadecuado.

No tienes que encender el fuego. Se trata de alimentar el fuego en el interior del cliente, el fuego es esa motivación que ya tiene que estar ahí.

Lo tuyo es llegar a esos potenciales clientes que quieren solucionar algo, pero no saben cómo ni con quien.

“La moraleja es simple: un vendedor no puede cambiar los deseos de un comprador; sólo puede demostrar mejores métodos para satisfacerlos «.

Ahí está la esencia de esta definición.

Vender es:

Ayudar a otras personas a conseguir lo que quieren.

Dicho de otra manera:

Vender es:

Descubrir lo que los demás quieren y ayudarlos a conseguirlo.

Utiliza tus textos para atraer a tus potenciales clientes, a tus prospectos ya motivados.

Me despido con esta oración que inspira:

“Puedes conseguir lo que quieras en la vida si ayudas lo suficiente a otras personas a conseguir lo que quieren”

Lo anterior es lo que intento hacer con mi campaña de email marketing, que si ves que no te ayuda en nada por lo menos te pasas un rato de entretenimiento en 3D. Si te interesa, completa el formulario y cualquier cosa te das de baja. Nos vemos así sea por un instante

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